Interesante discurso de George Soros, sobre el euro, la eurozona y la crisis que la azota.

La propia Unión Europea es como una burbuja. En la fase de auge de la UE era lo que el psicoanalista David Tuckett llama un “objeto fantástico” – irreal, pero inmensamente atractivo. La UE fue la encarnación de una sociedad abierta, una asociación de naciones fundadas en los principios de la democracia, los derechos humanos y Estado de Derecho en el que ninguna nación o nacionalidad tendría una posición dominante.

El proceso de integración fue encabezado por un pequeño grupo de estadistas con visión de futuro que practicaba lo que Karl Popper llamó la ingeniería social gradual. Reconocieron que la perfección es inalcanzable, por lo que establece objetivos limitados y plazos firmes y movilizó la voluntad política, mediante  pequeños pasos adelante, sabiendo muy bien que cuando lo logra dar un paso, la realidad demuestra que este es inadecuado por lo que exige seguir avanzando y dar un paso más.

El proceso de alimentar a su propio éxito, es muy parecido a una burbuja financiera. Así es como la Comunidad del Carbón y del Acero se transformó gradualmente en la Unión Europea.

Alemania solía estar en la vanguardia de los esfuerzos. Cuando el imperio soviético comenzó a desintegrarse, los líderes alemanes se dieron cuenta  que la reunificación era posible sólo en el contexto de una Europa más unida y que estaban dispuestos a hacer sacrificios considerables para lograrlo por ello estaban dispuestos a contribuir un poco más y tener un poco menos que los otros, facilitando así el acuerdo.

Y entonces llegó el momento en que el alemán, anteriormente a la vanguardia de una Europa federada, detuvo la marcha en seco.

El proceso culminó con el Tratado de Maastricht y la introducción del euro. Fue seguido por un período de estancamiento que, después de la crisis de 2008, se convirtió en un proceso de desintegración.

El primer paso fue tomado por Alemania cuando, después de la quiebra de Lehman Brothers, Angela Merkel, declaró  extender la garantía virtual de los Estados sobre las  instituciones financieras deben provenir de cada país, actuando por separado, y no d una Europa actuando en forma conjunta.  Los mercados financieros tardaron más de un año en darse cuenta de lo que implicaba esta declaración.

Este punto, fue sencillamente crucial, porque implicaba que los mercados se empezarán a preguntar porque debían considerar que las deudas soberanas de España, Grecia o Italia estaban libres de riesgo y a percibir que eran deudas sujetas al riesgo de crédito.

El Tratado de Maastricht fue desarrollado con graves irregularidades, lo que demuestra la falibilidad de las autoridades. Su principal debilidad era bien conocido por sus arquitectos, que estableció una unión monetaria sin una unión política. Los arquitectos creen sin embargo, que cuando surgió la necesidad de la voluntad política se podría generar a tomar las medidas necesarias para lograr una unión política.

Pero el euro también tuvo algunos otros defectos de los cuales los arquitectos no estaban al tanto y que no se conocen aún hoy en día. En retrospectiva, queda claro que la principal fuente de problemas es que los Estados miembros del euro entregaron al Banco Central Europeo  sus derechos para crear dinero fiduciario.

No se dieron cuenta lo que eso conlleva – como tampoco lo hicieron las autoridades europeas. Cuando se introdujo el euro los reguladores permitieron a los bancos para comprar cantidades ilimitadas de bonos del gobierno, y el banco central aceptó todos los bonos gubernamentales en su ventanilla de descuento en igualdad de condiciones.

Los bancos comerciales encontraron  incentivos  para acumular los bonos de los  Estados miembros de las economías más débiles del euro con el fin de ganar un par de puntos básicos. Eso es lo que hizo que las tasas de interés entre las deudas soberanas de los diferentes países de la eurozona convergieran, y que a su vez causó la competitividad divergiera.

Alemania, luchando con el peso de la reunificación, llevó a cabo reformas estructurales y se hizo más competitiva. Mientras, otros países disfrutaron del boom de la vivienda y el consumo en a fase de crédito barato, haciéndolas menos competitivas.

Luego vino la crisis de 2008. Muchos gobiernos tuvieron que absorber los pasivos bancarios a sus propios balances y entrar en unos gastos que comportaban un déficit masivo.

Estos países se encuentran ahora en una posición similar a la de   un país del tercer mundo,  elevado endeudamiento,  en una moneda que no controlan.

Debido a la divergencia en el desempeño económico, Europa se dividió entre los países acreedores y deudores. Esto tiene implicaciones de largo alcance político.

Soros advierte:
A mi juicio, las autoridades tienen una ventana de tres meses durante los cuales podrían corregir sus errores y revertir las tendencias actuales. Por  autoridades me refiero a todo el gobierno alemán y el Bundesbank, porque en esta  crisis  son los  acreedores  los que están en el asiento del conductor y nada se podrá hacer si no cuenta con  el apoyo de Alemania.

Soros  suplica:

Tenemos que hacer todo lo posible para convencer a Alemania que muestre su  liderazgo para preservar la Unión Europea como el objeto fantástico que era. El futuro de Europa depende de ello.