Por  Moisés Romero.

Hay mucha gente de vacaciones. No se trata de amargar las horas de asueto, aunque conviene echarse siestas cortas, porque luego vendrá la vuelta, el regreso ¿A qué nos enfrentaremos? Entre otros tantos graves problemas, al de los déficits públicos muy altos. El secretario general de Presupuestos y Gastos, Luis Espadas, ha dicho que las previsiones de déficit para 2009 son brutalmente negativas por lo que es posible que la tasa de aumento de la deuda pública, -que crece a un ritmo cercano al 20% del PIB, se quede corta. Es más, advierte de que si no se reconducen las cuentas públicas en los próximos dos años, España podría llegar fácilmente al 90% de deuda pública en 2011. Antes, Enrique Alberola, jefe de Departamento de Economía Internacional del Banco de España, advirtió del “problema” que va a suponer el incremento de la deuda pública derivado de la crisis económica, sobre todo por su conjunción con otro factor, que es el del envejecimiento poblacional. Según dijo, cuando la economía tenga que hacer frente al problema del envejecimiento demográfico, se va a encontrar “con niveles de deuda mayores de lo esperado” y eso supone un “desafío fiscal” que todavía no se ha valorado en toda su dimensión”. 

Alberola puso los ejemplos de las previsiones de la OCDE para el periodo 2009-2017, en las que destacan como ejemplos más “alarmantes” los casos de Japón, cuyo déficit va a volver a los niveles de la guerra; Reino Unido, que regresará a los valores de los años 80; o Estados Unidos, que volverá a déficits como los de la posguerra. Y a esto se añade además un tercer elemento, la intervención del Estado, porque aunque es “temporal” y es una intervención “forzada” por las circunstancias, es “al fin y al cabo una perturbación que es muy difícil de revertir de un modo razonable”, añadió.

En su opinión, tras la crisis, el mundo tendrá “menos liquidez, menos recursos”, probablemente con un crecimiento menor y “menos holgado”, en el que las “secuelas van a ser muy duraderas”. Según dijo, las políticas económicas tendrán grandes límites y habrá que afrontar una reversión muy importante de lo que se ha hecho en el periodo de “emergencia”.

En este contexto, opinó que los principales retos serán “restablecer los principios de mercado, reconducir los desequilibrios, tanto globales como de cada país, y mantener, no perder y reforzar la mayoría de las políticas económicas que en este periodo han tenido que actuar muy agresivamente”.

Respecto al horizonte de salida de la crisis, Alberola señaló que se ha pasado una situación de emergencia, que “posiblemente ya está superada”, pero aunque se ha “salido de la UVI”, aún se está “con respiración asistida”. “Quizá estos brotes verdes no son tales, sino que es la primavera” en la que “todos estamos más contentos porque llega el buen tiempo”, pero aún estamos “metidos en un buen problema”, apostilló.

El responsable de Economía Internacional del Banco de España explicó que el mundo ha asistido a un “desplome” de la economía “sin precedentes” y la respuesta ha sido también “sin precedentes, contundente, inmediata” y todo lo “meditada” que permitía la situación de “emergencia”.

Según dijo, se ha entrado en “nuevas fronteras” en las políticas económicas, algunas de ellas ya “viejas” y que pueden suponer también el retorno de “viejos problemas”.

En el ámbito de las políticas monetarias, explicó que del costo total de las acciones comprometidas, sólo se ha utilizado hasta ahora entre el 25 y el 40% y, además, cuando se hace uso de ello, sólo una pequeña parte (entre el 10 y 25%) requiere del desembolso inmediato de los tesoros y sólo esa parte tiene un impacto fiscal inmediato.

Además, “se supone que gran parte se recuperará cuando la situación económica mejore”, agregó. En cuanto a las políticas fiscales, señaló que la respuesta fiscal frente a la crisis representa tres de los 8 puntos que ha crecido el déficit desde 2007.

La respuesta a la crisis ha sido además de manera coordinada y, de hecho, Alberola cree que esta crisis “ha reforzado las instituciones multilaterales” y “probablemente” también contribuya a “reforzar las instituciones europeas”, pero cree que esa coordinación internacional puede ser “difícil de mantener”, porque va a estar “muy limitada” por los “estrechos márgenes de actuación”.

Además, según el ponente, la economía europea se va a tener que enfrentar a cuestiones como el cumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que va a ser “muy complicado” en los próximos años y se van a generar “tensiones y fricciones”.