Coincidirán conmigo en que hay muchas maneras de juzgar la estructura administrativa del Estado español, adoptada a consecuencia de la aprobación de la Constitución. Si el análisis de esta estructura la hacemos desde un punto de vista político, encontraremos tantas opiniones como partidos políticos existen en nuestro espectro. La cosa cambiaría si este análisis lo efectuáramos desde un foco de eficacia y por supuesto si analizáramos la situación desde una perspectiva económica, como se ha hecho infinidad de veces en nuestro foro de bolsa y economía, ya que creo yo,  habríamos de ser muy benévolos para no calificarla por lo menos de desastrosa. Ya hemos padecido crisis anteriormente, en los años 80, pero conviene no olvidar que en aquellos tiempos la estructura no era más que un bosquejo, muy poco definido y su desarrollo no había hecho más que comenzar. Luego según se completaba el modelo, las alegrías de la bonanza económica del fin de siglo y comienzo del actual, ocultaron, más bien, disfrazaron todas las anomalías. La crisis actual sin embargo, nos ha cogido con el esquema autonómico desarrollado y en pleno funcionamiento, y claro, ha sacado a relucir todas sus vergüenzas y disfunciones.

¿Es esto lo que necesitamos y queremos? ¿De verdad creen ustedes que hay algo o alguien que exija tantas esferas administrativas para funcionar: ayuntamientos, juntas, diputaciones, gobiernos autónomos, gobierno central y Unión Europea?. Creo que coincidirán conmigo en que no. Creo yo que en realidad sucede al revés, que éste modelo se sustenta en la habilidad de los políticos que disfrutan del poder que otorga, para convencernos de su necesidad. Para ello, suelen exagerar las bondades del modelo, se recurre a la Historia, se retuercen hasta límites insospechados los argumentos políticos y se avivan de una manera desmesurada los agravios comparativos vecinales. Pero la dura y cruda realidad es que sobran, desde mi punto de vista, muchos ayuntamientos, todas las diputaciones, incluyo las forales, y sobran varias comunidades autónomas por no decir todas y añadiría que los gobiernos central y europeo, deberían coordinar sus actuaciones y abaratar el coste de su funcionamiento operativo.

Pero ¿se puede arreglar esta situación? Pues seguro que no, ya que hay demasiados intereses para esperar ninguna reforma en este sentido ya que los que tendrían que tomar la decisión son los que disfrutan de la situación. Y si la crisis actual de cuentas públicas y pocos ingresos fiscales no lo consigue, diría yo que, nadie lo conseguirá en el futuro.

Elena Salgado nuestra superwoman económica acaba de presentar las necesidades financieras del modelo y a pesar de que el déficit se reducirá hasta el 6%, el conjunto de las administraciones necesitará incrementar su endeudamiento en casi 260 millones de euros al día, llevando de ese modo la deuda pública hasta el 67,3% del PIB, duplicando lo que debíamos en 2007. Si estos datos, aplastantes, no mueven las voluntades y si nadie revisa el modelo de arriba a abajo, el desastre se eternizará ya que creo que los políticos nos han enseñado que son incapaces de estar sin gastar en cuanto suena un euro en su bolsillo.


Salud y suerte en las inversiones, las vamos a necesitar