El 1 de Julio de 1944, en el hotel Mount Washington, en la localidad de Bretton Woods (New Hampshire, EE UU) representantes de 44 países iniciaron los trabajos para diseñar las reglas que iban a regir las relaciones financieras y comerciales en el mundo. No hacía ni un mes que los aliados habían desembarcado en Normandía y que sus tropas avanzaban a buen ritmo hacia París. El fin de la guerra estaba próximo y las naciones vencedoras querían establecer las bases de la economía para el periodo de la reconstrucción.

El trabajo realizado en Bretton Woods supuso una gran reforma, ésta estuvo dirigida por los EE UU, que necesitaba ampliar sus mercados y tenía que garantizar los suministros básicos para su floreciente industria. El peso de los americanos fue tal que los restantes estados opusieron muy poca resistencia a las pretensiones de los americanos. La delegación británica, liderada por Keynes, fue la gran derrotada de la reunión.

En Bretton Woods se definieron las líneas maestras del nuevo orden económico mundial. Este sistema estaba articulado en torno a un sistema monetario basado en el dólar. El patrón oro garantizaba la estabilidad del sistema y el F.M.I. y el Banco Mundial serían los encargados de facilitar y controlar su funcionamiento.

La conferencia duró 22 días, pero innumerables expertos de varios países se habían dejado las neuronas durante mucho tiempo para negociar, acercar posturas, pulir y preparar las propuestas que luego fueron aceptadas.

El nuevo orden surgido tras esta conferencia internacional, sólo duró 27 años ya que el 15 de agosto de 1971, coincidiendo con las vacaciones de inversores, operadores y mercados, Richard Nixon (Watergate) suspendió la convertibilidad del dólar. No lo consultó con ningún representante de los países que sostenían el sistema monetario internacional. EE UU lo puso en marcha y EE UU terminó con él.

 

¿Buscan ustedes alguna similitud entre esta historia que les he contado y alguna reunión de gran calado que se ha producido recientemente?

 

Esperemos que los americanos no nos vuelvan a hacer lo mismo.

 

Salud y suerte en las inversiones, la vamos a necesitar.