Ya sabemos quién va a dirigir nuestros destinos los, en principio, próximos cuatro años. Es obvio que el nuevo Gobierno deberá acometer una serie de medidas para estabilizar nuestra economía y esperar que influyan de manera positiva en la percepción de los mercados, sin embargo los objetivos a abordar no ofrece demasiadas dudas.

Necesitamos un plan que más allá de lo que haga Europa permita el cumplimiento estricto y sin demoras de los objetivos del déficit, reformas que fomenten nuestro crecimiento y estimular la actividad y el empleo.

El cumplimiento del déficit tiene que racionalizar y reconvertir las diferentes administraciones públicas, deberá primar la austeridad, la eficiencia y la inversión productiva, optimizar, tamaños, costes y estructura la financiación tiene que ser mucho más responsable y ajustada a las posibilidades reales de ingresos.

Otro punto importante, creo yo, debería ser la conclusión de las reformas en el sector financiero, que el crédito fluya sin cortapisas, resolviéndose de manera inmediata los problemas de liquidez que la morosidad pública supone para muchas empresas. Sin financiación y sin liquidez existe el riesgo de que la actividad económica se colapse.

Se debería también favorecer e impulsar la competitividad para poder acelerar la vuelta al crecimiento y al empleo, de esta manera  se ayudaría a resolver problemas como la confianza, el déficit y el endeudamiento. Sólo con recortes no vamos a poder salir de la crisis.

Creo que una de las primeras medidas a tomar debería ser la de afrontar con decisión y profundidad reformas importantes tanto en el ámbito laboral como en el fiscal.

Don Mariano debería atajar la rigidez de nuestro mercado de trabajo para que este sea capaz de favorecer la creación de empleo su estabilidad y la competitividad de las empresas. Pienso que el actual modelo no sirve y que se impone una alternativa, alternativa que creo Don Mariano debe a los cinco millones pasados de parados y a las nuevas generaciones, con severas dificultades hoy  de acceso al mercado laboral.

Otra reforma que no puede ni debe esperar es la fiscal, reforma que no debería satisfacer solamente afanes recaudatorios sino que tenga su objetivo en la creación de empleo.

El momento económico es dramático, las perspectivas no son nada favorables, pero si Don Mariano juega con valentía, decisión, responsabilidad y si no nos desanimamos y colaboramos todos en el esfuerzo con compromiso y afán constructivo estoy seguro que no sólo saldremos de la crisis sino que saldremos reforzados de ella.

Creo que es la única manera de que asentemos nuestro futuro sobre bases más sólidas que garantizarán una economía más productiva y competitiva, más y mejor empleo y una utilización más eficiente de los recursos, que por si no se habían dado cuenta es la única manera de salvaguardar nuestro estado de bienestar.

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