Hoy mismo me llevaban los ojos a la siguiente noticia, y me dio mucho que pensar, recojo el inicio de un artículo, que aprovechando la noticia me sirve como final de la misma y moraleja:

El chaparrón de críticas sobre Goldman Sachs se intensifica

A. B. Nieto – Nueva York – 23/11/2009

Goldman Sachs es la firma con más beneficios y más poderosa de Wall Street. Su reputación pública es inversamente proporcional a su fortuna.

 El banco de inversión emerge de esta crisis con unas cuentas que van a permitir que sus empleados cobren los bonus más altos de su historia. Son esos resultados, y el hecho de que dedique más del 40% de ellos a retribuir a unos banqueros que se perciben como avariciosos, lo que en estos tiempos de recesión e intervención pública han situado al banco bajo un intenso chaparrón de críticas. A nadie le pasa desapercibido el hecho de que actualmente se vive en una suerte de “capitalismo estatal” y el sector financiero, Goldman Sachs incluido, ha sido muy beneficiado por las masivas inyecciones de liquidez del Gobierno y una expansiva y creativa actuación de la Reserva Federal.

 En particular, y tal como relató la semana pasada el inspector general del TARP (el programa de salvamento a la banca) Neil Barofsky, Goldman podría haber sufrido importantes pérdidas si el Gobierno no hubiera intervenido AIG, ya que este banco no podría haber liquidado las posiciones que tenía con la aseguradora. Además, la firma, dirigida por Lloyd Blankfein, no sólo tiene menos competidores sino que, además, goza de la ayuda explícita de un Gobierno que aún no ha podido resolver el problema que supone la existencia de entidades “demasiado grandes como para caer”.

 Goldman está en el ojo del huracán desde que sus cuentas empezaron a sobresalir. En julio, la revista Rolling Stone publicó un artículo, “la gran máquina americana de hacer burbujas”, que ha sido, probablemente, el artículo más comentado del año. Su autor acusaba al banco de ser un “gran calamar vampiro que tiene sus tentáculos en el rostro de la humanidad”.

 Las últimas críticas, tal y como relataba The Wall Street Journal, llegan nada menos que de sus accionistas que se han quejado de que la plantilla de Goldman cobre unos bonus de casi 717.000 dólares mientras los beneficios por acción se han reducido.

En el banco que mejor paga habrá caras contentas cuando se reparta el bonus, pero, ahora, se está a la defensiva.

Os voy a contar Una de Banca, Clientes y Conflictos de Interés:

Y obviamente vuelve a aparecer el nombre de Goldman Sachs ( la mano que mece la cuna) de por medio. Aunque la práctica, de vender a los clientes un producto financiero que en el fondo la propia entidad cree que es un producto financiero perdedor, creo que está muy extendida y tiene todo un amplio abanico de matices y colores.

En el caso que nos ocupa, una investigación llevada acabo por los periodistas de McClatchy, demostraría que a pesar  que la dirección de Goldman Sachs tenía claro que la burbuja inmobiliaria estallaría con nefastas consecuencias (de hecho Goldman Sachs fue de los pocos bancos de inversión, por no decir el único cuya exposición a las subprime fue mínima), el banco no dudo en seguir actuando como intermediario vendiendo miles de millones de dólares en productos relacionados con las subprime a sus clientes.

Si el tema os parece poco grave, quizás cambiéis de parecer, cuando os cuente, que mientras Goldman Sachs, seguía vendiendo a sus clientes productos financieros relacionados con la subprime, no sólo ellos no adquirían para el banco estos productos, que el banco promocionaba como triple A, sino que realizaban la apuesta contraria,   adquiriendo más de 40 mil millones de dólares en productos financieros que permitiera al banco ganar dinero en caso de que las subprime colapsasen.

La posible defensa o excusa de Goldman Sachs es todo un clásico. “En nuestro banco, funcionan las murallas chinas, que podemos hacer nosotros si una división de nuestra banca considera que un producto financiero es un buen producto para nuestros clientes y se dedica a venderlo, mientras otra división piensa lo contrario y decide apostar por el colapso de este producto”

Murallas Chinas, a parte, me imagino que algún alto directivo del Banco, debe tener una visión global de lo que están haciendo las diferentes divisiones de su entidad y que le deberían haber saltado todas las alarmas al ver esta operativa que cruje por todos los lados. Bueno cruje si no la estás haciendo expresamente, sino es toda una jugada maestra.

Esto me recuerda a los tiempos en los un importante Banco Suizo tenía una pauta de comportamiento bastante curiosa. Cuando se acercaba la publicación de resultados de una compañía, y si su departamento de análisis lanzaba una recomendación de venta fuerte, lo recomendable era hacer precisamente lo contrario, porque veías que a pesar de la recomendación de venta, emitida por los analístas del banco, el banco o los clientes del banco (es difícil saber si está comprando por cuenta propia o actuando como broker) se convertían en los principales compradores de esos títulos.

Se puede observar, como durante el periodo 2002-2007 Goldman Sachs multiplicaba por 5 veces el volumen de productos financieros vendidos a clientes relacionados con la crisis subprime, mientras que en el mismo periodo aumentaba también casi por 5 las apuestas para ganar para el banco una fortuna en el caso que dichos productos se derrumbaran.

Moraleja: Banca, Clientes y Conflictos de Interés