En estos momentos en los que el futuro económico de nuestra nación no está del todo claro, creo yo que hay cada vez menos cosas que nos podemos permitir. En especial, creo que no nos podemos permitir que tanto el Gobierno como el partido mayoritario de la oposición no aprovecharan el debate del estado de la nación del pasado día 15 de Julio para concretar las reformas formuladas desde el 12 de Mayo, no aprovecharon el Debate, o no supieron, o no quisieron, discutir sobre las soluciones que necesitamos poner en marcha o en el avance de nuevas reformas que antes o después van a ser necesarias para que el sacrificio realizado hasta la fecha sirva para algo.

El anuncio y convalidación del paquete de consolidación fiscal, la reforma del mercado de trabajo y la reforma de la Ley de Cajas implicaran reducciones en nuestras rentas, reducción de nuestros salarios, reducción en los beneficios de las empresas, disminución del número de estas y cómo no, aumento del desempleo, hasta que no logremos una competitividad de la que nuestra economía carece y liquidemos de una vez por todas esa costumbre ociosa de producir bienes y servicios que, creo yo, nadie o muy pocos van a demandar durante bastante tiempo.

El Debate de este año no ha servido para contrastar, refinar y profundizar las medidas adoptadas, tampoco ha servido para admitir la conveniencia de complementarlas a medio-largo plazo o para reunir y reagrupar la responsabilidad de la ciudadanía en los esfuerzos necesarios para salir del atolladero, el debate de este año ha servido para subrayar la confrontación electoralista, volver a escuchar argumentos archisabidos que nos acompañaran hasta las próximas elecciones, sean cuando sean, a no ser que volvamos a ver alguna tarjeta amarilla o los mercados consigan espabilarnos.

Los ciudadanos sabemos ya que, las nuevas medidas van a ser dolorosas, pero que son la única vía para arreglar la situación. No debería pasar ni un solo día en el que no apreciásemos pequeños avances en la inmensidad de tareas que tenemos encima de la mesa.

En un escenario de elecciones anticipadas, serían necesarios muchos meses hasta que se constituyera el nuevo ejecutivo, algo que solo contribuiría a alimentar peligrosamente las tensiones sobre nuestra deuda, ya que los mensajes electorales de la campaña, estoy seguro, girarían en torno a los aspectos socialmente más polémicos de las reformas adoptadas.

Es hora ya de dejar a un lado frases como “la melodía suena bien” o  “son pasos en la buena dirección” y empecemos a construir los escalones que nos acerquen a las soluciones que necesitamos. Y esta transición se debería hacer con el menor trastorno posible, sin parálisis de la administración y con el apoyo de todos.

El Debate de este año debía haber sido totalmente distinto, tenía que haber demostrado la fe del Gobierno en las nuevas políticas de ajuste, tenía que haber suscitado la competencia de la oposición por ofrecer medidas mejores y más prácticas. No se produjo nada de eso. Eso si, como siempre ganaron los dos contendientes y perdimos todos los ciudadanos.

 

Salud y suerte en las inversiones, las vamos a necesitar.