Casino es una película de Robert de Niro dirigida por Scorsese que imagino que habreis visto. En esta película, Robert de Niro dirige un casino de Las Vegas dentro de una trama mafiosa en los años 60-80 en los EEUU. Además de la recomendación cinéfila de la película, de este film podemos obtener una serie de enseñanzas financieras importantes para llevar a cabo nuestras inversiones.

Las enseñanzas financieras de Casino son extrapolables a inversiones en bolsa, dirección estratégica de negocios o empresas e incluso aplicables a nuestra economía doméstica. Se pueden leer unas pautas generales de comportamiento nocivo en el tratamiento del dinero que se deben evitar a toda costa.

No seas un “millonario roñoso”. Tener dinero no es equivalente a despilfarrarlo pero no merece la pena ser el hombre más rico del cementerio. Si vamos dejando un rastro de avaricia y miseria, conseguiremos crearnos más enemigos de los estrictamente necesarios y antes o después, nos originarán algún problema financiero.

No seas avaricioso. Es decir, si una inversión te ha reportado un 5% pero normalmente tus inversiones generan una rentabilidad del 10%, no pienses que deberías haber ganado un 5% más. La avaricia y las metas continuas pueden generar grandes pérdidas en la gestión de nuestras inversiones.

Aprovecha las ventajas que te ofrezca el entorno. Al igual que en la película existen una serie de perfiles que tienen privilegios en el Casino, como políticos y gente importante, en nuestra vida nos podemos encontrar con multitud de privilegios, situaciones favorables o mejoras en nuestra economía doméstica. Aprovecha cada una de estas circunstancias aunque debemos tener presente la siguiente regla.

Piensa las consecuencias de los favores en tu entorno. En línea con las ventajas anteriores, nadie da duros a cuatro pesetas y es probable que si recibimos privilegios o ventajas, como la mejor mesa en un restaurante habitual, el mismo local va a esperar que hagamos un gasto importante. Evalua siempre el equilibrio entre nuestras preferencias y futuro beneficio a obtener con la contrapartida de la persona que se sacrifica. Si la operación es beneficiosa para nosotros, debemos aceptar dichas ventajas, si no, no.

Como vemos, hay que pensar como Robert de Niro pero no dejarnos seducir tampoco por cantos de sirena. Huir de la avaricia, la usura y evaluar el beneficio obtenido antes que la cantidad dejada de ganar nos puede ayudar a consolidar nuestras inversiones y negocios de una forma muy discreta.