Por… Oscar Hernandez

 

El título parece un juego… y es un juego de palabras, pero un juego mortal, como la ruleta rusa o algunos de los llamados deportes extremos, como ese de pasarse una semana comiendo arroz con aguapanela. La llamada pandemia de la gripa porcina es un juego de niños al lado de otros males que aquejan a la humanidad. Y a parte de la humanidad colombiana representada en los niños. Ustedes ya deben saber que en Colombia parece que han muerto en tres meses seis personas víctimas de la famosa influenza. Y eso de veras lo lamentamos.

Pero lo que no les han contado, bien contado, es que en Colombia se nos mueren cada año cinco mil niños. De hambre física o de comer yerba como ha ocurrido en algunas de nuestras poblaciones. Esa sí que es una pandemia. Y más dolorosa, por cierto, que la gripa salida de México como si estuviera huyendo de los mariachis y sus estrepitosas cornetas. Y en el Perú, en solo tres meses, dos mil niños murieron torturados por los “brotes” de frío. Esas son pandemias.

Y todavía no nos cuentan cuántos niños haitianos han muerto después de ingerir como alimento tortas de barro con sal… Esas son pandemias. La gran pandemia de los pueblos hambrientos, de los mil millones de personas que hacen una mala comida al día… cuando la pueden hacer. Son las grandes pandemias sin PAN.

PAUSA. Le dice una a la otra: ¿cuándo te casas? Y la otra responde: qué va… con tanto problema quién se va a echar otro encima…

RAREZAS . Claro que usted ha ido a un banco. Bueno, algunos van a cobrar o a dejar cheques y otros a barrer… a barrer con todo como el Madof de Estados Unidos que se robó en diez años cincuenta BILLONES de pesos colombianos, la tercera parte de nuestro presupuesto. Pero yo quería decir otra cosa sobre el tema: ¿si es cierto que los banqueros saben contar por qué razón instalan ocho ventanillas y únicamente cuatro cajeros? Vaya y le pregunta a una ventanilla porque los banqueros nunca nos han respondido la pregunta.

Alguna vez dijo un humorista gringo, y no fue Bush, que la mayoría de los norteamericanos se acostaban con un par de preguntas y naturalmente con una sola mujer: ¿cómo es el problema de la inmortalidad del alma? ¿Será cierto todo lo que dicen? Y después de hacerse esa reflexión llegaban a una segunda preocupación: ¿sí me irá a encender el automóvil para irme al trabajo en la mañana?

Termino con una pregunta que se ha puesto de moda, sobre todo por las palabras o la palabra usada. Se trata de la voz fortaleza que ya se usa en todos los ámbitos, desde la economía hasta la cría de conejos… que también es parte de la economía. Y bien, le preguntan a un fulano, la pregunta la hace uno de tantos encuestadores: ¿cuál es su fortaleza? Y el encuestado responde: mi fortaleza es mi debilidad por las mujeres.

 

Suerte en su vida…