Por  Moisés Romero 

Casa Perico (Ballesta 18, Madrid). El mismo sitio, el mismo lugar, los mismos personajes. Pero un año después. Suelo hablar con uno de mis gurús favoritos una o dos veces al año. No más. El corto plazo, el rabioso arbitraje intradía, no lo considera. Reniega de él. Al gurú le gustan las estrategias a largo plazo. Sostiene que es la única forma de ganar dinero y de dormir tranquilo al mismo tiempo. En este céntrico restaurante madrileño, que libra la Crisis Global manteniendo calidad, amabilidad (buen fundamento en tiempos de desazón y crispaciones) y precio, el gurú dijo el año pasado, justo este mismo día, que “…la Bolsa está sumida en el caos, en el disparate. Mejor dicho, no hay Bolsa. Se está cotizando una Gran Depresión, pero quizá no sea así. En el verano, los índices actuales serán irreconocibles. El precio del dinero tiende a cero y los inversores comenzarán a salir de la madriguera, porque ya han pasado mucho tiempo ociosos. El dinero se va a mover en dirección a la Bolsa, porque es el único activo que ya ha pasado por la horca. La Bolsa, gracias a su liquidez, ha depurado excesos. No sucede lo mismo con otros activos, como el inmobiliario, que sigue aún en niveles de burbuja en España. El dinero tiene que comenzar a moverse en cualquier momento. En Grandes Crisis anteriores ha sucedido lo mismo. Ahora no va a ser la excepción, pese al pésimo momento actual y al deterioro de las expectativas…”

“…Es muy posible, como sucedió en situaciones pasadas que los índices comienzan a estirarse lentamente cuando peor vayan las cosas, cuando el sentimiento de Crisis sea más agudo y doloroso. Antes del inicio de la recuperación, lo adecuado, según pautas de ciclos anteriores, es buscar valores con sólidos fundamentos y buenos dividendos, aunque en este último apartado no hay que caer en la trampa del dividendo pasado, porque muchas empresas los van a recortar, principalmente los bancos…”, añadía.

Dijo muchas más cosas. Acertó. Por eso, esta cita me resultaba especialmente interesante

-. “¿Y ahora?”, le espeté antes de que se llevara la primera cucharada a la boca

-.”La mayor parte del camino de la recuperación bursátil se ha producido y, además, lo ha hecho de manera exagerada. Tarde o temprano los índices volverán sobre sus pasos. Cuando lo hagan será con estrépito y sin guardar las formas. Los mercados ya nos han avisado esto días a propósito de la cruzada de Obama, a la que se unen otros personajes políticos, contra los bancos. Es pernicioso este enfrentamiento, porque a determinados sectores de la galería les suena bien, por lo que los políticos ganarán votos, pero a otros sectores, que son los que tienen el dinero, les disgusta. Mejor lavar los trapos dentro de casa, pero no es así. Estamos en tiempos de airearlo todo y eso no es bueno. Y lo peor es esa lucha entre políticos y financieros, como en las Cruzadas de la Edad Media…”, me dice.

-.”Y un poco más lejos ¿qué podemos esperar?”, insisto

-.”Sabes que mis referencias temporales son los veranos y no los principios y los cierres de cada año, que es lo que manejan la mayor parte de los gestores. Mi apuesta, en esta ocasión, es que hay que esperar la llegada, el principio y el final del verano, para ver qué empresas han logrado enderezar el rumbo, cuáles no han podido seguir adelante y, en este mismo escenario, comprobar los diferentes escenarios macroeconómicos y geopolíticos en el mundo, ahora que tanto se habla e la necesidad de retirar las medidas de estímulo en algunas áreas, como China, y de mantenerlas en el resto del mundo. No me imagino un mundo tan desigual, a varias velocidades. Eso siempre termina pasando factura…”

“…Durante los próximos meses aumentarán los defaults empresariales y algunos Estados pedirán tiempo muerto en el pago de los intereses de su deuda. Lo de Dubai, primero, y lo de Grecia, después, han sido ejemplos claros en esta dirección, que los mercados olvidaron a finales de año con rapidez. No deberían haberlo hecho, como se ha demostrado en estos días al arreciar los vientos y al desarrollar amenazas contra otros países, como España. Hay, además, burbujas patentes. A la consabida inmobiliaria, que sigue sin corregirse, se unen las de de los países emergentes, algunas commodities como el oro. Es muy posible, por tanto, un alza de los tipos de interés…”

“…También, muchas empresas españolas y europeas recortarán dividendos. Lo tenían que haber hecho antes. Pero, curiosamente, 2009 fue un año de repartos de dividendos récords de la Bolsa española. Aumentarán, también, los procesos concursales, después del auge experimentado en 2009…”

“…En España, además, lo vamos a pasar peor, porque nuestra economía ha estado apoyada en el fenómeno inmobiliario. Apenas tenemos multinacionales importantes, salvo las viejas conocidas de Telefónica, los dos grandes bancos y algunas energéticas como Repsol e Iberdrola. Un número de compañías multinacionales insuficiente, en cualquier caso. La purga empresariales en España se va a cebar con las compañías medianas y pequeñas. Esperar y ver. Después del verano, estimo que el nuevo mapa empresarial español estará mejor dibujado. O si se prefiere, dibujado con mayor nitidez. Ese será el momento de ponerse a trabajar, a buscar compañías para reflotarlas. Y en la Bolsa se podrá ganar mucho dinero con humildad, paciencia y mucho trabajo. Esperar y ver…”

Tras los postres, la despedida. De vuelta a la oficina retomo un artículo publicado a finales del año pasado en esta dirección. Según Reuters, fondos extranjeros serán los compradores de endeudados negocios españoles que han puesto el cartel de “se vende” en 2010, muchos de ellos a cambio de un precio simbólico de 1 euro. Mientras el mundo comienza a salir de la crisis económica, España sigue rezagada, con una tasa de paro en torno al 20 por ciento, una abultada deuda pública y bancos que necesitan sanear sus balances por el agujero que está creando la morosidad de empresas y particulares. Esto significa que no hay dinero para dar financiación a los negocios o para utilizarlo en su compra.

“España está en venta y no hay dinero suficiente en España para comprar todo lo que se está vendiendo”, dijo en una entrevista con Reuters Enrique Quemada, consejero delegado del banco de inversión especializado en fusiones y adquisiciones ONEtoONE “¿Quién puede comprar todo eso? Es el momento para atraer a fondos alemanes, holandeses, árabes, chinos”, añadió. Muchos propietarios de estas empresas que se enfrentan ahora con dificultades para pagar su deuda están dispuestos a vender su empresa a inversores con capital fresco y una visión nueva que salve negocios que en muchos casos han estado en manos de la misma familia durante toda su existencia, dijo Quemada.

El año pasado, por ejemplo, la fabricante de estilográficas Inoxcrom, con 43 millones de ingresos, se vendió al empresario Alberto Novel por 1 euro—menos de lo que cuesta una de sus plumas—para quitarse de encima la deuda y evitar el concurso de acreedores. “La ventaja para el comprador es que la empresa ya trae la deuda puesta (…) Como voy a crear valor, me quedo la mayoría de tu empresa y cuando cree valor dentro de 3 años y esto ya da dinero, te pago tu 40 por ciento”.